Estudio destaca el potencial de materiales reciclados de la construcción para abordar la crisis ambiental
En un mundo marcado por la urgencia climática y la necesidad de preservar nuestros recursos naturales, el estudio "Perspectivas de los Recursos Mundiales 2024" del Panel Internacional de Recursos presenta un análisis profundo sobre los cambios necesarios para una mejora del planeta. Este informe destaca la posibilidad y la rentabilidad de desvincular el crecimiento económico del impacto medioambiental y del uso de los recursos. Además, arroja luz sobre cómo los recursos son esenciales para la implementación efectiva de la Agenda 2030 y los acuerdos medioambientales multilaterales, especialmente ante la triple crisis planetaria que enfrentamos: cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación.
La economía mundial consume cada vez más recursos naturales. Los modelos imperantes de extracción y uso de recursos son un factor contribuyente y causal importante de la crisis planetaria. Además, el uso de los recursos naturales es muy desigual y crea fuertes diferencias en la distribución de costes y beneficios, con los pobres especialmente desfavorecidos a lo largo del ciclo de uso.
En el estudio se señala que “los modelos circulares propuestos hasta el momento no se deberían limitar al reciclaje, sino que deberían abogar por mantener los materiales en uso durante el mayor tiempo posible y repensar el diseño y suministro de bienes y servicios”. Esto implicaría la creación de nuevos modelos de negocio que sean sostenibles a largo plazo. El informe también describe el potencial para invertir las tendencias negativas y situar a la humanidad en una trayectoria hacia la sostenibilidad.
En la actualidad, la economía mundial consume recursos naturales a un ritmo insostenible. Los modelos predominantes de extracción y uso de recursos son factores clave en la triple crisis planetaria. Esta sobreexplotación de recursos no solo impacta negativamente en el medio ambiente, sino que también profundiza las desigualdades, afectando desproporcionadamente a las comunidades más pobres a lo largo del ciclo de uso.
La reciente pandemia de COVID-19 y la inflación global han puesto de relieve la vulnerabilidad de la cadena de suministro mundial de recursos, así como la necesidad de garantizar el suministro de materiales esenciales mientras se reduce la demanda. Esto ha impulsado avances significativos en políticas de recursos y acciones empresariales para reestructurar las cadenas de suministro y mitigar los riesgos de interrupción del abastecimiento.
El aumento de la población mundial, la expansión económica, la rápida urbanización y el crecimiento de la clase media han exacerbado la demanda de recursos como materiales, agua y tierra, ejerciendo una presión insostenible sobre los ecosistemas naturales. Esta creciente dependencia de muchos países en el suministro de materiales vírgenes para el comercio tiene implicaciones globales y locales. Por un lado, las naciones exportadoras sufren las consecuencias ambientales de la extracción de recursos, mientras que los importadores enfrentan riesgos en la seguridad de su cadena de suministro y precios fluctuantes en el mercado internacional.
El consumo interno de materiales (CIM) es otra medida directa de los materiales gestionados en una economía. Esto se calcula como la extracción interna más la balanza comercial física, y mide directamente la cantidad física de materiales extraídos o importados en un territorio (menos las exportaciones físicas). Estos materiales. Como son los de construcción y demolición pueden consumirse a corto plazo o permanecer en las existencias nacionales durante periodos prolongados. En última instancia, sin embargo, “todos los materiales contabilizados en el CIM tendrán que ser eliminados en el medio ambiente como alguna forma de residuos y emisiones”, afirman en el estudio. Por tanto, el CIM puede considerarse un indicador de la gestión sostenible de los residuos de materiales y un indicador del potencial de residuos a largo plazo de una economía nacional.
De forma similar, los flujos mundiales de residuos han aumentado entre los años setenta y la actualidad hasta alcanzar los 19.900 millones de toneladas en 2020. Esto significa que una quinta parte de los 95.100 millones de toneladas de materiales acaban como residuos sólidos. Alrededor del 30% (6.100 millones de toneladas) de los residuos al final de su vida útil se reciclaron en todo el mundo en 2020, lo que supone una tasa de circularidad de alrededor del 7%. Alrededor de 40.000 millones de toneladas permanecen en la economía y se suman al stock de edificios, infraestructuras y bienes de consumo. El “stock ha crecido drásticamente desde la década de 1970” y, cabe señalar que, en la estructura económica actual, el potencial de circularidad de la economía mundial se sitúa entre el 30 % y el 40 % de circularidad si se utiliza todo el potencial técnico de recuperación de recursos.
En este contexto, tal y como se indica en el estudio, es crucial adoptar medidas concretas para gestionar de manera más eficiente nuestros recursos. El análisis del uso de materiales y los flujos de residuos revelan la necesidad de mejorar la circularidad de nuestra economía. Aunque se ha avanzado en el reciclaje y la gestión de residuos, los expertos avisan que aún queda mucho por hacer. Es esencial replantear nuestro enfoque hacia modelos circulares que promuevan la reutilización y el diseño de productos sostenibles desde su concepción.
Según destaca el estudio, “la demanda de materiales de construcción se duplica en el escenario de Tendencias Históricas”, pero se mantiene en aproximadamente 6 giga toneladas al año en los supuestos de eficiencia de recursos. A muy largo plazo, esta estabilización de la demanda conducirá finalmente a una estabilización de las existencias. La dinámica implica que la salida de residuos de demolición seguirá siendo inferior a la demanda hasta 2060, incluso con hipótesis de eficiencia de los recursos, lo que significa que se necesitará una entrada de materiales vírgenes durante todo el periodo.
La estrategia de eficiencia en el uso de recursos propuesta en el informe implica cambios en la infraestructura urbana, el tipo de vivienda y una mayor utilización de materiales más ligeros. Sin embargo, estas medidas solo serán efectivas si se implementan de manera integral y coordinada a nivel global. Por lo que sería necesario un compromiso colectivo para avanzar hacia una economía que no solo sea próspera, sino también sostenible a largo plazo.
Sostenibilidad sector de la construcción
El Pacto Mundial de la Organización de las Naciones Unidas España ha lanzado una Hoja de Ruta en Sostenibilidad para la industria de la construcción que se enfoca en fomentar modelos de construcción digitales y más sostenibles. Esta hoja de ruta, creada a partir de las conclusiones del Grupo de trabajo de Construcción e Ingeniería, enumera diez transformaciones importantes que se deben llevar a cabo para promover la sostenibilidad en el sector. Entre las que destacan la eficiencia energética, la circularidad de los materiales de construcción, la salud y seguridad laboral, la igualdad de género, un salario digno para los empleados y la gestión responsable de la cadena de suministro.
Con el objetivo de garantizar el seguimiento y evaluación de cada transformación propuesta, el documento busca proporcionar orientación y establecer indicadores cuantificables. Las propuestas incluyen la implementación de energías renovables, la economía circular, la creatividad y la inversión en proyectos sociales. Algunos de los objetivos abarcan reducir las emisiones netas en línea con el límite de 1,5oC, reutilizar el 50% de los productos de la cadena de valor para 2028 y capacitar al 100% de los trabajadores del sector en prevención de riesgos.
Del mismo modo, la directora ejecutiva del Pacto Mundial de la ONU en España ha enfatizado en la necesidad de trabajar juntos entre empresas y administraciones para encontrar soluciones sostenibles y resilientes, y ha elogiado el compromiso de las compañías de construcción e ingeniería en llevar a cabo acciones concretas que fomenten una transformación genuina hacia un futuro más sostenible.