Análisis de la gestión de RCDs en España, Europa y Galicia

España

El Real Decreto 105/2008, de 1 de febrero, por el que se regula la producción y gestión de los residuos de construcción y demolición revela que en los últimos años el sector de la construcción alcanzó unos índices de actividad muy elevados, configurándose cómo una de las claves de crecimiento de la economía española. Esta situación provocó la generación de residuos procedentes de la construcción de nuevas infraestructuras, así como de la demolición de antiguos inmuebles, denominándose como residuos de construcción y demolición. La construcción genera más de 500 millones de toneladas de residuos al año en Europa, lo que representa un 30% de los 2.500 millones de toneladas de residuos anuales que produce la UE. El Parlamento Europeo, desde 2008, fijó como objetivo que los Estados miembros redujeran hasta un 70% de los residuos en 2020. Sin embargo, los datos de Eurostat de 2016 sitúan la tasa de reciclaje español alrededor del 37%.

El problema ambiental que generan estos residuos deriva tanto de su volumen de generación como de su tratamiento, que aún no es satisfactorio en la mayoría de los casos. Entre los impactos ambientales que provocan, es importante destacar la contaminación de suelos y acuíferos en escombreras incontroladas, el deterioro paisajístico y la eliminación de estos residuos sin aprovechamiento de sus recursos valorizables. En este contexto, existe un consenso general de todos los sectores afectados sobre la necesidad de una normativa que establezca los requisitos mínimos de producción y gestión de RCDs, con el objeto de promover su prevención, reutilización, reciclado, valorización y el idóneo tratamiento de los destinados a la eliminación. Entre los datos sobre el impacto del sector de la construcción en España, cabe destacar que en 2015 la generación de RCDs a nivel nacional supuso un 54% enviado a escombrera; y la edificación produjo el 71% de los RCD, frente al 29% de la obra civil.

En un artículo escrito por Dña. Margarita Ruiz Saiz-Aja, subdirectora general de Economía Circular del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), se explica que este Real Decreto supuso un punto de inflexión en la gestión de los residuos de construcción y demolición en España. La publicación de este documento en plena expansión del sector de la construcción sentaba las bases para una gestión adecuada de los RCD en un momento en el que se generaban en nuestro país del orden de 40 millones de toneladas de RCD cada año. Además, apostaba por la separación de los RCD para la obtención de áridos reciclados, válidos para su uso en actividades de construcción.

El artículo también cita la Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados, incluyó un objetivo de valorización para los RCD del 70% a alcanzar en 2020, excluyendo del objetivo a los materiales limpios de excavación. Sin embargo, las expectativas que generó el Real Decreto 105/2008, de 1 de febrero, no fueron plenamente alcanzadas. Mejoró de forma general la gestión de los RCD, pero el proceso de reincorporación de los áridos reciclados en las actividades de construcción sigue siendo una materia pendiente. Los años en vigor de este decreto permitieron identificar carencias en el modelo de gestión de RCD, que dificultan la transición hasta la economía circular en el sector.

La Estrategia Española de la Economía Circular, España Circular 2030, también identifica como sector prioritario en España para mejorar su comportamiento hacia pautas más circulares. Así, en el I Plan de Acción de Economía Circular 2021-2023 (que se aprobará en las próximas semanas) y la futura Ley de Residuos y Suelos Contaminados (remitida a las Cortes Generales para su tramitación parlamentaria) incorporan medidas como el deber de separación de materiales desde 2022 y la demolición selectiva desde 2024. En definitiva, los nuevos retos para el sector están a la orden del día: deconstrucción en lugar de demolición, separación en origen, etc. Por lo tanto, no se deben desaprovechar las nuevas oportunidades que existen para hacer efectivo un uso más eficiente de los recursos disponibles y tener un sector circular y competitivo.

Según el Grupo de Interés – RCDs, “los áridos reciclados representan hoy en día hasta un 20% de la producción total de los áridos en España”. Sin embargo, siguen sin ser reconocidos por todo el sector de la construcción como materiales de construcción debido a la heterogeneidad de la calidad de los áridos y materiales reciclados. Además, la asociación explica que son muchos los ejemplos que aparecen de áridos reciclados que a su modo de ver son RCDs y que fueron tratados de alguna manera pero que “no se pueden considerar como totalmente valorizados”.

Europa

En el ámbito europeo, el sector de la construcción fue declarado como prioritario en los planes de acción lanzados por la Comisión Europea en materia de economía circular, ya que es un sector que genera importantes cantidades de residuos, siendo también un gran consumidor de materias primas. Según el Centro de Contacto Europe Direct, los residuos de construcción y demolición suponen el mayor flujo de residuos de la Unión Europea: representan más de un tercio de todos los residuos generados en la UE.
Según la tesis doctoral de Pablo Pérez González Evaluación del comportamiento de áridos reciclados de RCD y residuos de vidrio de TV. CRT en capas estructurales de carreteras, en la Unión Europea se generan del orden de 850 millones de toneladas de residuos de construcción y demolición (RCD) al año.

Una gestión idónea de estos residuos y de los materiales reciclados puede suponer grandes beneficios en cuanto a la sostenibilidad y a la calidad de vida, además de que aporta grandes ventajas a la industria de la construcción y el reciclaje en la UE. Según la CE, una de las mayores dificultades a la hora de reciclar y reutilizar RCDs en la UE es la falta de confianza en la calidad de los materiales reciclados procedentes de estas actividades. Además, también existe incertidumbre en cuanto a los “posibles riesgos sanitarios a los que se enfrentan los trabajadores que utilizan materiales reciclados de construcción y demolición, lo cual inhibe el desarrollo de la gestión de residuos de construcción y demolición y de las infraestructuras de reciclaje en la UE”.

Contienen una gran variedad de materiales como hormigón, ladrillos, madera, vidrio, metales y plástico. Incluye todos los residuos producidos por la construcción y demolición de edificios e infraestructuras, así como por la planificación y el mantenimiento de carreteras. Las normas de la UE pretenden garantizar que estos residuos sean gestionados de forma respetuosa con el medio ambiente y contribuyan a la economía circular. Según Pérez, en el año 2015 la Comisión Europea inició un plan de acción para agilizar la gestión europea hacia una economía circular. Se establecieron 54 medidas que permitían “cerrar el círculo”, y se aludía a cinco sectores prioritarios: plásticos, residuos alimentarios, materias primas críticas, biomasa y biomateriales y, como no podía ser de otra forma, residuos de construcción y demolición.

Además, en el último informe del Plan de Acción UE del 2019, “se incide en que los productos deben estar diseñados considerando su ciclo de vida, incluyendo su reciclabilidad, así como la necesidad de incluir nuevas obligaciones y normas que permitan la prevención y mejoren la gestión de desechos, incluyendo los RCD”. De hecho, expresa que la valorización y reciclaje de los residuos de construcción y demolición es uno de los más claros ejemplos de economía circular, tal como se recoge en el Protocolo de gestión de RCD, elaborado en el año 2016, donde se alude a la importancia del proceso completo en la gestión de residuos y a la valorización de los mismos con condiciones de calidad. Pérez indica que, de esta forma,

“es evidente que, dado el volumen existente en la generación de residuos asociados a la construcción en Europa, y en España particularmente, la valorización y reciclaje de los mismos es una prioridad en el marco de la economía circular”.

ECO-Circular. com, portal de referencia en economía circular, afirma que, para la Comisión Europea, el sector de la construcción es uno de los ejes prioritarios a la hora de aplicar políticas de economía circular en Europa. De hecho, esta idea fue ratificada en el Pacto Verde Europeo y en el Nuevo Plan de Acción para la Economía Circular, adoptado a finales de marzo de 2020. El nuevo plan de acción para la economía circular afecta a todos los sectores de la industria, pero da prioridad a aquellos con uso intensivo de recursos, entre los que se encuentra la construcción. Las iniciativas de este nuevo plan de acción se resumen en establecer un marco para una política de productos sostenibles; cadenas de valor llave de los productos; generar menos residuos y más valor; y promover la circularidad al servicio de los ciudadanos, regiones y ciudades.

El trabajo sobre economía circular comenzó en Conama 2018 con el grupo GT-6, compuesto por profesionales representantes de los diversos agentes de la cadena de valor. Debido al interés mostrado en el tema, se decidió darle continuidad para la 15ª edición del Congreso Nacional del Medio Ambiente, Conama 2020. En esta edición el grupo pasó a denominarse CT-15 “Economía Circular en la Construcción” y fue coordinado por Fundación Conama y Green Building Council España (GBCe). El resultado de la labor de este grupo fue recopilado en un informe que tiene como objetivos actualizar la información en materia de economía circular en la construcción y realizar propuestas a la futura estrategia para un entorno construido sostenible: segundo el Nuevo Plan de acción para la economía circular por una Europa más limpia y más competitiva, “esta estrategia velará por la coherencia entre todas las áreas de actuación, tales como el clima, la energía y la eficiencia en el uso de los recursos, la gestión de residuos de construcción y demolición, la accesibilidad, la digitalización y las capacidades. Promoverá los principios de la circularidad en todo el ciclo de vida de los edificios”.

Las normas de la Unión Europea tienen como objetivo garantizar que estos residuos sean gestionados de forma respetuosa con el medio ambiente y contribuir a la economía circular. Según la Comisión Europea, la tecnología para la separación y recuperación de residuos de construcción y demolición está bien establecida, es generalmente accesible y generalmente económica. Cuando no se separan en la fuente, estos residuos también pueden contener pequeñas cantidades de materiales peligrosos, que pueden tener como consecuencia riesgos especiales para el medio ambiente e impedir el reciclaje. A pesar de su potencial, el nivel de reciclaje y recuperación de materiales de los RCDs varía mucho en la UE, desde menos del 10% hasta más del 90%. Los países miembros aplican diferentes definiciones de residuos de construcción y demolición, lo que dificulta las comparaciones entre países.

Según la Directiva marco sobre residuos, los residuos de construcción y demolición son un flujo de residuos prioritario. Establece los siguientes objetivos: para 2020, la preparación para la reutilización, el reciclado y la recuperación de otros materiales de los residuos de construcción y demolición no peligrosos (excluidos los materiales naturales definidos en la categoría 17 05 04 en la lista de residuos) se incrementará la un mínimo del 70% por peso; promover la demolición selectiva para permitir la eliminación y manipulación segura de sustancias peligrosas y facilitar la reutilización y el reciclaje de alta calidad mediante la eliminación selectiva de materiales y el establecimiento de sistemas de clasificación; y reducir la generación residuos.

Galicia

La Ley 6/2021, de 17 de febrero, de residuos y suelos contaminados de Galicia pretende proporcionar a la comunidad un régimen jurídico completo y actualizado, de conformidad con el marco normativo vigente, en materia de producción de gestión de residuos, así como de suelos contaminados. En relación con la planificación en la producción y gestión de residuos, Galicia llevó a cabo su proceso de planificación a través del Plan de gestión de residuos urbanos de Galicia 2010-2020, que fue modificado en el año 2016 para adaptarse a nuevos objetivos y ampliar su vigencia hasta el año 2022. Además, es preciso añadir la necesaria transición en la que se encuentra inmersa esta comunidad autónoma hasta una auténtica economía circular, con la que se pretende, de acuerdo con el plan de acción impulsado de la UE, que el valor de los productos, materiales y recursos perdure en la economía durante lo mayor tiempo posible y que se reduzca al mínimo la generación de residuos. Uno de los objetivos que presenta esta ley es el incremento progresivo de la cantidad de residuos no peligrosos de construcción y demolición destinados a la preparación para la reutilización, el reciclaje y otros tipos de valorización material, hasta alcanzar antes del año 2020 el 70% del en peso de los residuos producidos y el 75% en el año 2025.

Según el Sistema de Información de Residuos de Galicia (SIRGA), se están llevando a cabo en Galicia tres vías principales de gestión para este tipo de residuos en función de la tipología y tamaño del escombro: envío a plantas de reciclado o tratamiento de RCD fijas (válida para escombros mezclados o limpios); gestión directa del escombro en obra mediante lo procesado en planta móvil (válida para escombros limpios obtenidos de la demolición selectiva); y utilización de los materiales en obras de restauración, acondicionamiento o relleno (válida únicamente para los materiales inertes procedentes de RCD).

Según La Asociación Profesional de Recicladores de Residuos de Construcción y Demolición (ARCODEGA), “el reciclaje de Residuos de Construcción y Demolición en Galicia apenas alcanza el 35%, gestionándose fuera de circuito legal una gran parte de ese residuo como relleno de antiguos huecos mineros fuera de uso y mezclados con residuos industriales en instalaciones no autorizadas para este tipo de actividad”. Por lo tanto, “la gestión de RCDs en Galicia sigue enfrentándose a la incorporación de criterios de compra verde sostenible a las nuevas obras de la administración que implique el uso de áridos reciclados”. Para conseguir dar un nuevo impulso a la gestión de RCD en Galicia, ARCODEGA celebró su asamblea anual en la que se eligió una nueva Junta Directiva. Entre los objetivos destaca seguir participando intensamente en los procesos de elaboración de la nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados a nivel nacional, así como en la inminente reelaboración del Real Decreto 105/2008, normas de obligada trasposición a la Comunidad Autónoma de Galicia que previsiblemente verán la luz a lo largo del año 2021 y 2022.